Una fantasma recorre al mundo ... capitalista y patriarcal. Es "la fantasma feminista". Viene desde lejos y adelanta el futuro. Trae la memoria fantasmagórica de las brujas sacrificadas en las piras de la Inquisición. Es el retorno de todas las fuerzas acumuladas en la resistencia de las mujeres, cocidas en calderos misteriosos, que curan dolores y alimentan esperanzas. La fantasma feminista asusta a los "santos varones" que custodian a fuerza de garrote, cruz y espada, bombas y misiles, el orden mundial de una burguesía racista, machista, blanca, guerrerista, homofóbica, invasora de pueblos, violadora de mujeres, opresora de niños y niñas, descartadora de ancianos y ancianas.
La fantasma feminista nos advierte que el siglo recién nacido no promete nada mejor, y nos invita a ser nosotras las que lo cambiemos con nuestra magia y nuestra lucha terca.
El siglo 21 fue acunado por el estruendo de las bombas que destruyen Irak, y da sus primeros gritos frente al saqueo de los pueblos de Asia, África y América Latina, que sistemática e impunemente realizan los dueños del mundo. El siglo 21 quisiera no enterarse qué es lo que significa la amenaza de nuevas lapidaciones de mujeres, la ocupación de territorios como reserva de los imperios, las invasiones a pueblos insumisos, los desalojos de comunidades de pueblos originarios, las muertes de jóvenes y mujeres en abortos clandestinos, la desnutrición de niños, niñas, y madres adolescentes, las consecuencias devastadoras de la desocupación.
El siglo 21 advierte al nacer, que se planifican próximas guerras por nuestros recursos: petróleo, agua, minerales, biodiversidad, bosques, tierras, por las riquezas del subsuelo. Se está produciendo un nuevo reparto del mundo: los hombres de Davos, del G 8, del Banco Mundial, del FMI, y algunas de sus serviles Condoleezas, se preparan para seguir mandando por los siglos de los siglos. Sin embargo, a pesar de la prepotencia y de la fuerza que tienen y ejercen, ellos no duermen en paz. Las sombras de la resistencia desvelan su soñar.
No son cuentos los que cuenta la fantasma feminista, cuando nos invita a inventar en este tiempo un mundo nuevo. Respondemos a su invitación, intentando aportar a una reflexión que necesitamos que sea cada vez más sistemática y amplia, sobre las experiencias de resistencia contra el capitalismo y el patriarcado que venimos desarrollando las mujeres en distintos rincones de nuestro mundo.
Será éste un análisis realizado desde la perspectiva concreta de las batallas en las que participamos: somos militantes feministas y educadoras populares, que desarrollamos nuestra experiencia en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, junto a diversos grupos de mujeres, organizaciones de la diversidad sexual, piqueteras, trabajadoras, campesinas, etc.
Tanto la educación popular como el feminismo han recorrido un camino en el siglo 20. En el trayecto se han diversificado en múltiples senderos, y se han llenado de piedras y espinas. En la marcha se distanciaron los rumbos entre quienes optaron por buscar una mejor integración en la institucionalidad capitalista y patriarcal, "adaptando" los desafíos y las demandas de los movimientos a lo que consideran "posible" frente a una hegemonía que les parece imbatible; y otros grupos que insistimos en la búsqueda de atajos, senderos desconocidos, rumbos inciertos, rechazando la opción de una integración subalterna en el sistema de dominación. Desde este lugar hablamos, actuamos, y tratamos de crear un diálogo y una acción común, fundamentalmente con quienes intentan resistir de múltiples formas el avasallamiento de todos los derechos y de la dignidad que realiza el sistema; y que al mismo tiempo promueven la creación, desde la base, de nuevas relaciones sociales.
Nos reconocemos en aquellas corrientes que definen a la educación popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, como pedagogía emancipatoria y descolonizadora, como pedagogía de la resistencia, de la autonomía, del diálogo, de la pregunta, de la diversidad, de la rebeldía. Como acción cultural para la libertad. La entendemos como la dimensión pedagógica de las batallas contra todas las formas de explotación y dominación. Nos reconocemos también dentro del campo del feminismo libertario, que aspira a que la supresión de las relaciones de dominación abarquen desde el campo de la vida cotidiana hasta la transformación revolucionaria del sistema capitalista y patriarcal.
"Revolución en las plazas y en las casas" decimos, asumiendo que las casas son lugares en los que se desarrolla nuestra vida cotidiana, se forjan valores, sentido común, relaciones sociales básicas del ser humano; en las que se anclan diversas dominaciones, y en las que se sitúan algunas batallas primarias por la autonomía, la identidad, la forja de nuevos valores, la autoestima, la dignidad. Reconocemos en las plazas a los lugares públicos en los que se expresan momentos fundamentales de nuestro pueblo, algunos de ellos emblemáticas como –en el caso de nuestro país-, las grandes gestas populares antioligárquicas, la denuncia sistemática de la dictadura y de la impunidad que han realizado las Madres de Plaza de Mayo, el espacio de la rebeldía en el que se gritó el "que se vayan todos" en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, que pusieron en jaque y bajo la crítica a distintas y simultáneas formas de opresión, y a las formas de gobernabilidad con las que se pretende disfrazar al capitalismo como "democracia". Las plazas, el espacio público, pretendieron ser reemplazadas por las políticas neoliberales, por espacios "cerrados" que institucionalizaran –y en lo posible "privatizaran" las formas de participación popular. Sin embargo, siguen siendo espacios de disputa de sentidos, de encuentro, de creación de identidades, de memoria, de pelea, y de fiesta.